Dolor durante el coito
¿POR QUÉ ALGUNAS MUJERES SIENTEN DOLOR AL TENER RELACIONES SEXUALES?
Existen dos condiciones que originan esta afección: la Dispareunia y el Vaginismo, sin embargo, ambas poseen propias características que las diferencian para su diagnóstico y tratamiento.
1. La Dispareunia: es un síntoma de un trastorno físico o psicológico, definido con especificidad a un dolor genital persistente que se produce antes, durante o después de la penetración vaginal e inclusive hasta para colocarse un tampón. Se presentan además, signos como contracción del clítoris, crecimiento bacteriano o fúngico, alteración del pH vaginal y una apariencia fuera de lo común en el epitelio vaginal.
Para su mejor comprensión y diagnóstico, se debe tener en consideración lo siguiente:
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¿Cuan frecuente se presenta esta condición?, con esto, se puede conocer si la dispaurenia se ha presentado en cada encuentro sexual o solo ha ocurrido durante ciertas ocasiones.
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¿Cuánto ha durado?, esto dependerá de su origen para establecer el tiempo de duración de cada episodio que puede variar desde algunos segundos hasta horas.
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¿Cuál ha sido la magnitud o intensidad?, es algo útil saberlo, para establecer si es una simple sensación de ardor superficial o un dolor casi punzante que puede durar horas después de cada coito.
2. El Vaginismo: es un diagnóstico que se tiende a confundir con la Dispaurenia, se caracteriza por una reacción automática del cuerpo ante el temor de cualquier penetración, ya sea del pene o los dedos, para colocarse un tampón y hasta para una exploración ginecológica, esto crea una inevitable contracción involuntaria e inconsciente de los músculos del suelo pélvico que rodean la vagina, provocando el cierre parcial o total de la misma y origina dolor en esa área.
Entre las causas psicológicas del vaginismo están:
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Cualquier tipo de temor, ya sea a la idea del dolor en una penetración, a quedar embarazada, a no estar preparada para el coito, también al rechazo, entre otros.
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Por ansiedad o estrés, esto incluye experiencias negativas previas, traumas emocionales y inapropiadas creencias o una actitud negativa hacia el sexo.
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Problemas de pareja, entre los que figuran la desconfianza, el desapego emocional, otros.
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Traumas o por estrés postraumático, debido a abusos sexuales o violencia de género.
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Represión sexual en el entorno familiar o por creencias religiosas.
Entre las causas físicas se encuentran algunas como:
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Traumas obstétricos, por un parto difícil, cesárea, abortos y episiotomías.
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Por cambios hormonales y la menopausia.
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Falta de lubricación vaginal o inadecuada estimulación.
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Por una cirugía pélvica.
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Casos de violación, abusos o ataques físicos o sexuales.
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Por efectos de medicamentos.