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VIOLENCIA DE GENERO

 
 
 
 
 

Violencia de Género.

 

Se considera como violencia de género a cualquier acto consciente con el que se busque dañar física, psicológica, sexual o económicamente a una persona. En este tipo de violencia se dan manifestaciones muy claras de desigualdad, subordinación y de relaciones de poder que tienen los hombres sobre las mujeres, además de interpretarse como una estrategia de relación previamente aprendida y que no es innata en un maltratador.

 

Esta tipo de violencia no siempre es demostrada abiertamente durante el noviazgo, ni desde el principio de una relación en pareja. De hecho, es muy frecuente que estas mujeres maltratadas reporten que en el inicio de sus relaciones todo fue muy idílico y maravilloso.

En un sentido amplio, la violencia de género constituye una grave violación a los derechos humanos, e igualmente, se trata de un problema de salud y de protección que pone en riesgo la vida de una persona independientemente sea su género, orientación sexual o edad. Es decir, cualquier mujer o niña sufren violencia de género de una manera desproporcionada, pero así mismo, hay hombres y niños que no se encuentran exentos de esto.

Si se revisa el perfil de los maltratadores de mujeres, se podrá descubrir que todos tienen en común una educación machista, con la que siempre les han hecho ver a la mujer en desigualdad y con un escaso respeto hacia ellas. Es importante saber también que los maltratadores son selectivos en el ejercicio de su violencia, lo que demuestra que aún pueden ser capaces de controlarse en cualquier otra situación que no sea doméstica.

Particularmente en la violencia de género, siempre se busca un mismo objetivo que es el de deteriorar la autoestima de la mujer, con el fin de que el agresor aumente su grado de poder y control sobre ella. Por otra parte, las víctimas de un maltratador se crean la falsa idea de que no viven en un peligro y muchas mantienen la fantasía de que su situación mejorará en algún momento. Sin embargo, siempre existirá una poderosa razón para que estas mujeres se den cuenta que deben poner fin a esa relación por el bienestar suyo y el de sus hijos y son estos últimos, quienes en un momento de crisis reclamaran que ya no pueden con esa situación, exigiéndole a su madre que deje esa enfermiza relación porque de lo contrario, serían ellos quienes se marcharían abandonándola y sin más apoyo que darle.

 

Se conocen cuatro tipos de violencia de género:

 

  • Violencia económica:

 

Se crea una marcada dependencia financiera de la mujer, al ejercerse un control total sobre los recursos compartidos en el ámbito de la convivencia de pareja, además de privarle o impedirle acceder a ellos, como también, prohibirle trabajar o asistir a la educación formal e informal.

 

El maltratador mantiene una idea de que la mujer es incompetente y que no es capaz de administrar bien el dinero que ingrese al hogar.

 

  • Violencia psicológica:

 

Esta incluye toda conducta verbal y no verbal que con el tiempo producirá en la mujer desvalorización, menosprecio, humillación, sufrimiento y miedo a través de constantes críticas e intimidación. Todo maltratador utiliza amenazas tales como causar un daño físico a su pareja, a sus hijos, a mascotas y bienes, además de forzarla a aislarse de sus amistades, de su familia, de los estudios o del trabajo.

 

Este tipo de maltrato psíquico es el más difícil de detectar, dado que sus manifestaciones son muy sutiles de notarse, no obstante, mientras más persistan en el tiempo, más deteriora gravemente la estabilidad emocional y destruye la autoestima de una persona.

 

  • Violencia física:

 

Consiste en cualquier acto de fuerza contra el cuerpo de una persona, con resultado o riesgo de producir lesión física o algún otro tipo de daño, ya sea al golpear, propinarle punta pies, quemar, sujetar con fuerza para ejercer dominio, empujar, dar cachetadas, lanzarle objetos, tirar del cabello, morder, utilizar una correa para fustigar, uso de armas, intentos de estrangulamiento, intentos por provocar un aborto, además de denegar atención médica u obligar a consumir alcohol o drogas. 

A diferencia del maltrato psicológico, el maltrato físico se ejecuta con las manos o con cualquier objeto o arma produciendo daños que pueden ser más evidentes y más fácil de demostrar.

 

  • Violencia sexual:

 

Esta engloba a todos los tipos de violencia descritos, puesto que se refiere a cualquier acto de naturaleza sexual forzada por el agresor y no consentida por la mujer, abarca la imposición de la fuerza para tener relaciones sexuales. Esto es considerado como un abuso sexual, independientemente de que el agresor guarde o no una relación conyugal, afectiva, de pareja o de parentesco con la víctima.

 

  • Acoso sexual:

 

Este es otro tipo de abuso que también está incluido dentro del espectro de violencia de género y está asociado a conductas que consisten en la solicitud de favores de naturaleza sexual, para sí o para una tercera persona y en las que el sujeto activo se vale de una situación de superioridad laboral, docente o análoga, pero sometiendo a la víctima bajo coerción.

Cuáles son las razones que con frecuencia señalan  las víctimas de género para no abandonar a su agresor​:

 

En los antecedentes de historiales clínicos de muchas mujeres, se encuentran muchos indicadores de una influencia del entorno en el que la mujer creció, en este respecto, quizás fue educada con la idea de que el amor va acompañado del maltrato, porque así lo vio muy frecuentemente a su alrededor, quizás en la relación que llevaban sus padres, en algunos familiares o amistades.

 

Una causa también puede ser la idealización del maltratador al convertirlo en lo más importante que ha hallado en su vida, acostumbrándose a sentir el sufrimiento en pareja como si fuese algo muy normal.

 

Así mismo, puede haberse creado el hábito de depender de esa persona y se esté continuamente esperando a que demuestre que en algún momento habrá de cambiar su interés o sentimientos por ella.

 

Otro factor que frena abandonar al agresor es querer proteger y no perjudicar a sus hijos para no dejarlos sin una protección económica que ella no puede cubrir.

Indudablemente, la causa más relevante por la que una víctima no deja a su agresor es una baja autoestima. Esto tiene mucho que ver con la calidad de educación que se haya recibido o no y que caracteriza ese sentimiento de inferioridad, puesto que al no haber una elevada autoexigencia en la mujer no le permitirá evolucionar ni superarse personalmente.

 

Los sentimientos que generalmente acompañan a esa baja autoestima son los de no considerar que pueda valerse por ella misma, marcada desmotivación por intentar cambiar su situación, tendencia a compararse con otras mujeres para justificar su condición de víctima, siempre se siente mal consigo misma, se culpabiliza por todo, no deja de estar incondicionalmente a disposición y servicio de su pareja e hijos, porque piensa que así la estimarán más. No tiene el suficiente apoyo familiar y se le observa estar aislada socialmente y preocupada por la opinión pública.

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